Acción:
En uso interno es un excelente regenerador de las paredes digestivas, incluyendo el intestino y sus trastornos como el Crohn y otros, cicatrizante. Es antimicrobiano y antiinflamatorio. Regulador de la glucosa y el colesterol. Y por último un buen aliado natural para potenciar el sistema defensivo. No es laxante y está libre de aloína y de derivados hidroxiantracénicos.
En uso externo es un buen hidratante, mejorando la salud general de la piel. Ayuda en la psoriasis, evita las manchas de pigmentación, previene el envejecimiento, estimula el colágeno y la elastina. Curación de heridas y llagas. Importante cicatrizante y regenerador.
Explicación:
Planta milenaria ya documentada en las civilizaciones china, india y sumeria, asiria y en el antiguo Egipto, entre los babilonios y los hebreos. Destacan como usos más comunes las referencias al poder regenerador del aloe en heridas, lesiones y quemaduras y para afecciones de la piel, así como bebida para la indigestión y los gases. El acíbar, látex o exudado obtenido por incisión de las hojas frescas es de color amarillento oscuro, con gusto amargo y nauseabundo. Sus principios activos son derivados hidroxiantracénicos de acción laxante o purgante. Este látex se condensa y deseca para obtener una masa cerosa quebradiza, de color oscuro entre marrón rojizo y negro, que apelmazado y en forma de terrones similares al barro seco recibe el nombre de acíbar. Pulverizado es incorporado a preparados farmacéuticos laxantes. El gel de aloe vera es un líquido claro y mucilaginoso de color blanco o ligeramente amarillento, casi transparente, obtenido al triturar las hojas de variedades cultivadas de Aloe barbadensis sin eliminar la pulpa. Los polisacáridos son sus principales constituyentes y no contiene derivados antraquinónicos de acción laxante. Tras tratar por métodos físicos el gel de aloe, se obtiene el jugo o zumo de aloe que debe ser convenientemente conservado y estabilizado, ya que es sensible a la luz y al calor, y puede deteriorarse rápidamente.
El jugo y el zumo obtenidos a partir del gel de Aloe barbadensis están libres de aloína y demás sustancias antraquinónicas laxantes, por lo que pueden tomarse con toda seguridad por vía oral. Se garantizan el contenido de polisacáridos biológicamente activos. Más del 60% de los sólidos totales son polisacáridos mucilaginosos ligados a azúcares como glucosa, manosa, ramnosa, xilosa, arabinosa, galactosa y ácidos urónicos. El mucílago está compuesto de diferentes polisacáridos neutros, ácidos y acetilados (mananos, glucomananos, galactomananos…), responsables de la gran capacidad que tiene la planta para retener agua y gracias a la cual puede sobrevivir en condiciones de sequía. Los polisacáridos mucilaginosos son los principios activos responsables de la actividad biológica del gel de aloe, destacando el acemanano y el aloérido por su actividad inmunomoduladora, muy notable. Los restantes sólidos que componen el gel de aloe vera, que también pueden contribuir a su actividad terapéutica, son sales orgánicas y ácidos (glutámico, málico, salicílico, cítrico, lactato magnésico, oxalato cálcico…), enzimas (celulasa, carboxipeptidasa, bradicinina, catalasa, amilasa, oxidasa, tirosinasa), sapogénicas, taninos, esteroles, triglicéridos, aminoácidos (lisina, histidina, glutamina, arginina, ácido aspártico, asparagina, treonina, serina, ácido glutámico, glicina, alanina, valina, metionina, isoleucina, leucina, tirosina, fenilalanina y triptófano), RNA y trazas de alcaloides, de vitaminas (beta-caroteno, B1, B2, B3, B6, C, E, colina, ácido fólico) y de minerales (aluminio, boro, bario, calcio, cromo, cobre, hierro, potasio, magnesio, sodio, fósforo, estroncio, silicio). Respecto a su actividad sobre la mucosa gastroduodenal destaca el efecto protector ante lesiones de la mucosa gástrica, su actividad antiulcerosa y de inhibición del crecimiento de Helicobacter pylori.
El acemanano presente en el aloe podría ser útil en enfermedades inflamatorias intestinales como la de Crohn o la colitis ulcerosa. El aloe vera administrado por vía oral es capaz de reducir los niveles de glucosa en sangre. Puede tener también cierta actividad sobre los niveles sanguíneos de colesterol y triglicéridos, aunque el mecanismo de acción no ha sido dilucidado. En cuanto al sistema inmune, el aloe tiene actividad inmunomoduladora y antimicrobiana frente a un amplio número de microorganismos, bloquea la reproducción del VIH y de los Herpes virus, y estimula la actividad de los monocitos y macrófagos. El aloe vera, activo en situaciones de inmunosupresión, es también efectivo en la prevención de estados de inmunosupresión inducidos por radiación ultravioleta y en la prevención de infecciones víricas respiratorias (gripe, resfriado, laringitis) por inducir la formación de anticuerpos. Tiene asimismo actividad antiinflamatoria: inhibe la síntesis de prostaglandinas y reduce la migración e infiltración de leucocitos, la liberación de histamina y la síntesis y secreción de leucotrienos. Esta actividad antiinflamatoria del gel de aloe es sinérgica con el resto de las propiedades (cicatrizante e inmunoestimulante) para facilitar la curación de heridas o frente a procesos artríticos (por sus propiedades antiinflamatoria e inmunomoduladora). En relación con la piel y las mucosas, destacan las propiedades de cicatrización y regeneración.
El aloe, ingerido o en aplicación externa, facilita la curación de heridas, quemaduras y lesiones epidérmicas, y reduce el dolor. Se ha mostrado especialmente eficaz en las quemaduras inducidas por radiación, incluidas las solares, y en lesiones subsiguientes a tratamientos con radioterapia. El gel de aloe aumenta el correcto entrelazado de las fibras de colágeno sobre la zona lesionada debido a la regeneración celular y tisular promovida por las glicoproteínas, la reepitelización y angiogénesis favorecida por la alantoína y el efecto antiinflamatorio y antimicrobiano de los polisacáridos y compuestos fenólicos. También facilita la curación de llagas y ulceraciones bucales o lesiones inflamatorias irritativas de la mucosa gastrointestinal. En situaciones donde la curación de heridas se ve afectada y retardada, por ejemplo, en la diabetes, el aloe es especialmente eficaz. Tiene actividad antipsoriásica. La penetración de los polisacáridos del gel de aloe a través de la piel favorece su humectación, ocluye la dermis e inhibe la formación de las placas psoriásicas, de modo que puede reducirse de manera significativa la duración de los brotes. Previene el fotoenvejecimiento prematuro, restablece el equilibrio entre los cambios degenerativos y regenerativos y estimula la síntesis de colágeno y de las fibras de elastina de la piel. Incrementa el contenido de colágeno soluble e inhibe los enzimas responsables de la formación y acumulación de melanina en la piel, que darían lugar a la aparición de manchas o zonas de hiperpigmentación.