Acción:
La hipertensión (HTA) es una enfermedad crónica con alta incidencia en la población adulta en los países desarrollados y aunque puede pasar inadvertida, es más frecuente a partir de los 40 años. En España la prevalencia oscila entre el 35%-40% de la población adulta, llegando hasta el 68% en personas de más de 60 años, y representa aproximadamente 10 millones de personas en todo el país.
La hipertensión se divide en dos grandes categorías:
- Hipertensión primaria o esencial. Es de origen desconocido con una incidencia de aproximadamente el 90% de los casos, siendo más común entre personas obesas o con un alto consumo de sal y alcohol.
- Hipertensión secundaria. Originada por problemas renales, endocrinos, especialmente suprarrenales, gestacional o por el consumo de fármacos como el regaliz o alimentos ricos en tiraminas.
En la mayoría de los casos se produce rigidez en las arterias, pérdida de elasticidad en las paredes de los vasos sanguíneos por formación de placas de ateroma, que unido a alteraciones neurológicas, producen contracción de dichos vasos y aumento del ritmo cardiaco o modificaciones en la capacidad filtradora del sistema renal.
Los valores normales de tensión arterial son 120-129 mmHg máxima (sistólica) y 80-84 mmHg mínima (diastólica). Se considera hipertensión cuando la presión diastólica es mayor a 9 mmHg y la sistólica supera los 140 mmHg, a partir de los 50 años de edad sería recomendable mantener valores de 120/70 mmHg.
Desde el punto de vista clínico la hipertensión se relaciona con un aumento de los infartos de miocardio, infartos cerebrales y hemorragias vasculares diversas, por tanto, es una enfermedad relacionada con la longevidad de la población adulta.
Los componentes que se presentan ayudan a regular tanto la presión sistólica como diastólica en la complementación terapéutica de los pacientes hipertensos.
Explicación:
Olivo (Olea europaea)
Estandarizado en secoiridoides (oleoeuropeósido) al 10%, con acción antihipertensiva porque inhibe la enzima convertidora de la angiotensina, y el flavonoide polifenol (hidroxitirosol) tiene acción antioxidante, al inhibir la formación de leucotrieno B4, es antiesclerosante e inhibe la oxidación de LDL. El olivo tiene, en general, una acción hipotensora por vasodilatación periférica prolongada. También es diurético, hipoglucemiante e hipocolesterolemiante.
Espino blanco (Crataegus oxyacantha)
Estandarizado en heterósidos flavónicos (2%), proantocianidinas oligoméricas (3%), ácido fenólico y aminas de acción cardiotónica. Sus componentes han demostrado in vitro e in vivo una acción reguladora sobre el ritmo cardiaco, antiaterotrombótica, antioxidante, miorelajante, ligeramente sedante, vasodilatadora coronaria y periférica e inhibidora de la angiotensina, hipotensor, antiespasmódico, antirradical y cardioregulador.
Hibisco (Hibiscus sabdariffa)
Estandarizado en antocianidinas (1,5%), polisacáridos (50%) y ácido hibístico (30%). Estudios in vivo han demostrado que por su riqueza en flavonoides y ácido hibístico proporciona acción antihipertensiva e inhibitoria de la enzima convertidora de la angiotensina, regulando tanto la presión sistólica como diastólica.
Melisa (Melissa officinalis)
Estandarizado en aceites esenciales (2%) y flavonoides (4%). Rica en flavonoides, taninos y ácidos. Los aceites esenciales proporcionan acción sedante sobre la tensión fibromuscular.
En asociación con el espino blanco regula el ritmo cardiaco y ayuda a relajar la taquicardia paroxística. Los flavonoides demostraron acción antioxidante, mejorando la aterogénesis en los vasos cerebrales y la atención en pacientes con deterioro cognitivo de tipo vascular.