Acción:
Actúa como preventivo en enfermedades infecciosas (virus, bacterias, hongos o parásitos) en personas sanas y en infecciones ocasionales en personas con las defensas reducidas.
Se emplea como tratamiento primario y complementario para infecciones agudas, crónicas y recidivas (úlcera estomacal, infecciones gastrointestinales, faringitis, infecciones de las vías respiratorias, gripe, infecciones cutáneas (como la Tinea corpis), HIV y hepatitis.
Ayuda a mejorar las defensas en personas mayores, que tienen la capacidad de autosíntesis de la lactoferrina reducida, y a mejorar el estado de hierro y la homeostasis del hierro, ayudando a regular su absorción.
También es útil en disbiosis oral e intestinal.
Tratamiento complementario de las enfermedades infecciosas crónicas, entre otras las del tracto digestivo.
Ayuda en casos de alergias, en el síndrome de cansancio crónico y en personas que pertenecen al grupo susceptible de desarrollar una carencia de hierro (ciertas mujeres, personas mayores, vegetarianas, etc.).
Explicación:
La lactoferrina es una glicoproteína que se asocia de forma muy eficaz con el hierro. Es sintetizada en el organismo por los glóbulos blancos y el epitelio de diversas mucosas. Se encuentra en grandes cantidades en el calostro humano y en las mucosas como las vías respiratorias, la mucosidad vaginal, la próstata, el tracto digestivo, o en líquidos como lágrimas, saliva, bilis, orina o jugos pancreáticos.
Su principal función es actuar como primera barrera defensiva no específica contra microorganismos patógenos. Por tanto, previene infecciones, limita el proceso inflamatorio y el daño en los tejidos.
Esta proteína multifuncional tiene, entre otras, propiedades antimicrobióticas, inmunorreguladoras, inmunoestimulantes, antiinflamatorias, antioxidantes. También fortalece las mucosas y regula el transporte del hierro. Esta potente actividad antimicrobiana de la lactoferrina que actúa contra una gran variedad de bacterias, virus, hongos, levaduras y parásitos está ampliamente estudiada y se debe, principalmente, a la captación de hierro que inhibe el crecimiento de bacterias y virus. Esto se debe a que la lactoferrina daña la parte exterior de la bacteria, aumentando entonces la actividad y eficacia de las sustancias antibióticas del organismo.
Ensayos con animales han comprobado el efecto de la lactoferrina en: infección estomacal de la bacteria Helicobacter pylori, infección sistémica de Staphylococcus aureus e infección de las vías urinarias con Escherichia coli.
Ensayos con humanos han constatado que la lactoferrina inhibe la colonización de Helicobacter pylori. La lactoferina (200 mg al día), además, aumenta la efectividad de la terapia triple (2 antibióticos y un protector estomacal). La terapia triple era eficaz para la erradicación de la bacteria Helicobacter pylori en el 71-77% de los casos. En combinación con la lactoferrina, la efectividad aumentaba hasta el 100%. Por lo tanto, la lactoferrina aumenta la efectividad de la erradicación con otros medios naturales de Helicobacter pylori.
La lactoferrina tiene una potente actividad antiviral frente a una gran cantidad de virus ARN y ADN (rotavirus, virus herpes (tipo I y II)), hepatitis (tipo B, C y G), Influenza A virus, HIV, Hantavirus, poliovirus, adenovirus, enterovirus, cytamegalovirus, virus sincicial respiratorio humano (VRS). Además de a los virus y bacterias, la lactoferrina ataca a hongos (Candida albicans, Aspergillius fumigatus, Trichofiton) y parásitos (Pneumocystis carinii, Entamoeba histolytica, Plasmodium sp., Giardia, Toxoplasma gondii). En hongos, la acción de la lactoferrina es, probablemente, similar a la de los virus y las bacterias, o sea, por inhibición de la replicación capturando las partículas de hierro y/o por desestabilización de la membrana celular, que provoca la lisis celular. La actividad antiparasitaria es parecida a la antiviral. Probablemente, la lactoferrina frena la adhesión de ciertos parásitos a las células huésped. Además, se ha comprobado que la lactoferrina inhibe la replicación de los parásitos intracelulares en las células del huésped como Toxoplasma gondii.
Por otro lado, la lactoferrina activa las células NK (natural killer) y LAK (lymphokine-activated killer), estimula la actividad de los granulocitos neutrófilos, aumenta la citotoxicidad de los macrófagos, regula la producción de citoquinas, fortalece el sistema inmune de las mucosas, estimula CFS (colony-stimulating factor) y la formación y diferenciación de las células blancas (myelopoiesis), estimula la diferenciación y la actividad de los linfocitos B, las células T-helper, T-linfocitos y células dendríticas.
La lactoferrina estimula la defensa frente a infecciones, promueve un equilibrio inmunológico saludable y controla las inflamaciones. La actividad antiinflamatoria, antioxidante e inmunomoduladora de la lactoferrina conduce al control de las enfermedades infecciosas (agudas). Ensayos con animales han demostrado que la lactoferrina protege frente a las enfermedades inflamatorias intestinales y artritis reumatoides químicamente provocadas.
Además, existen indicaciones sobre la lactoferrina como inhibidora de las reacciones alérgicas, entre otros, por la captación del hierro y la inhibición de la expresión de los mediadores inflamatorios TNF-α, IL-1-β, IL-6 e IL-8. La lactoferrina reduce significativamente la reacción alérgica provocada por el polen en un ensayo con animales con asma. También hubo una reducción del estrés oxidativo en las células del epitelio bronquial y una reducción de la cantidad de células inflamatorias (granulocitos eosinófilos) y células que producen mucosidad en las vías respiratorias y la fosa nasal.
La lactoferrina es un antioxidante no enzimático. Por vía de la quelación del hierro de los fluidos corporales y las zonas infectadas, la lactoferrina contrarresta el estrés oxidativo (inducido por el hierro) y protege las células contra el daño oxidativo irreparable.
Mediante ensayos con animales, se ha comprobado que el uso oral de la lactoferrina promueve la salud de la flora intestinal y frena significativamente el crecimiento de diferentes bacterias nocivas. Además, a través de investigaciones en laboratorio se ha constatado que la lactoferrina y sus metabolitos (péptidos) ejercen un efecto estimulante sobre el crecimiento de las Bífidobacterias.
Por otra parte, hay indicaciones de que la lactoferrina estimula la proliferación y la diferenciación de las células epiteliales del intestino delgado que incrementa la masa del tejido y mejora la absorción de nutrientes (entre las que encontramos el hierro). Los ensayos in vivo e in vitro sugieren que el uso tópico de lactoferrina favorece la curación de heridas y estimula la reorganización de la matriz del colágeno a través de la estimulación de los fibroblastos. En una investigación experimental con ratones adultos, se ha visto que la inyección local de lactoferrina ejerce una potente influencia sobre la proliferación y antiapoptosis sobre los osteoblastos y, además, frena la producción de osteoblastos.