Al llegar la primavera son muchas las personas que se sienten cansadas, débiles o con falta de vitalidad. Esto se conoce como astenia primaveral, y puede llegar a afectar a nuestro rendimiento a la hora de realizar cualquiera de nuestras tareas diarias.
Los síntomas frecuentes de la astenia primaveral son fatiga, dificultad a la hora de concentrarse, trastornos del sueño y sensación general de debilidad. No obstante, a pesar de su gran incidencia entre la población -especialmente aquella que tiene entre 20 y 50 años- es de carácter leve.
Causas de la astenia primaveral
En primavera nuestro organismo se ve sometido a un gran número de cambios:
- Cambios de temperatura.
- Aumento de las horas de luz solar.
- Cambio horario.
Estos factores externos afectan a los ciclos circadianos de nuestro organismo, provocando un cambio en la secreción de hormonas como la melatonina, el cortisol o las endorfinas. Todo esto causa un cambio en el ritmo biológico, que se debe adecuar a condiciones ambientales que exigen un mayor nivel de energía.
Generalmente la astenia primaveral desaparece en una o dos semanas, pero podemos tomar una serie de medidas para aliviarla.
¿Cómo podemos combatir sus síntomas?
No hay ningún tratamiento específico para esta situación, pero podemos minimizar sus efectos ayudando a nuestro organismo a adaptarse más rápidamente a la primavera tomando una serie de medidas:
- Llevar una alimentación sana y equilibrada, reduciendo el consumo de comidas hipercalóricas y aumentando el consumo de frutas y verduras.
- Hacer ejercicio físico de forma habitual nos ayudará a liberar el estrés y conseguir conciliar el sueño más rápidamente, acelerando el proceso de adaptación de nuestro organismo.
- Mantener unos horarios regulares. Con la llegada del buen tiempo y el aumento de las horas de luz, nuestros horarios de comida y sueño suelen cambiar. Si a esto sumamos que una de las hormonas más afectadas por la astenia primaveral es la melatonina, la hormona que induce el sueño, esto puede provocar que nuestro ciclo de sueño se vea afectado. Para evitar esta situación tenemos que continuar con nuestras rutinas habituales y respetar nuestro horario de descanso, intentando dejar, al menos, una hora entre la cena e irse a la cama.
- Hidratarse correctamente, sobre todo de cara a la subida de las temperaturas.
Para apoyar estas medidas, podemos ayudarnos de componentes naturales que nos ayuden a aumentar la energía.
Productos naturales para la astenia primaveral
Vitamina C
La vitamina C es una de nuestras mayores aliadas para paliar el cansancio y aumentar la vitalidad.
Es una vitamina que nuestro cuerpo no puede producir por si mismo, por lo que tenemos que aportarla mediante la alimentación y, de ser necesario, con complementos alimenticios de calidad.
Vitaminas del complejo B
El complejo de vitamina B está formado por 8 vitaminas hidrosolubles, por lo que tenemos que obtenerlas a través de la alimentación.
Estas vitaminas son componentes esenciales en la mayor parte de las reacciones metabólicas y juegan un papel importante en la producción de energía.
Magnesio
El magnesio es un mineral que interviene en multitud de funciones en nuestro cuerpo: es necesario para la obtención de energía en los músculos, el correcto funcionamiento del cerebro, la asimilación del calcio o la distribución del potasio y el sodio a través de las membranas celulares, entre otros.
Por lo tanto, tener un nivel correcto de magnesio en nuestro organismo ayudará a este a combatir el cansancio y la fatiga provocados por la astenia primaveral.
Quercetina
En muchas ocasiones la astenia primaveral viene acompañada de alergia, lo que puede afectar seriamente a la calidad de vida de aquellos que lo padecen.
La quercetina es un flavonoide que fortalece nuestro sistema inmune y ayuda a minimizar la respuesta alérgica. Su mecanismo de acción actúa inhibiendo enzimas y mediadores de la inflamación, reduciendo la respuesta alérgica, incluida la alimentaria, y mitigando así los síntomas relacionados. Además, su efecto antiinflamatorio refuerza su acción antialérgica.
