Comer en calma para optimizar los neurotransmisores y el proceso digestivo
Restaurando la Microbiota es el título de la masterclass impartida por Nuria Granados, dietista integrativa y especialista en salud digestiva. En ella, Granados explica la importancia de comer con calma y atención plena. Aprender a conectar con nuestro cuerpo, así como escuchar e interpretar sus señales a la hora de comer, es imprescindible para transformar nuestro bienestar.
¿Sufres de digestiones pesadas, hinchazón o malestar después de comer? ¿Te sientes con estrés o ansiedad y esto afecta a tu apetito o a cómo te sientan las comidas?
Esta charla es una oportunidad para descubrir cómo activar el nervio vago, un aliado natural para mejorar la digestión y reducir el estrés. Además, se exponen consejos prácticos para que puedas ponerlo en práctica en tu día a día. También entenderás por qué, a pesar de llevar una dieta saludable y tomar complementos alimenticios, los problemas digestivos pueden persistir si no se come con tranquilidad. El estrés y las prisas pueden ser un gran obstáculo para una buena digestión.
En esta charla exploraremos, principalmente, la conexión entre el cerebro y el intestino, dos órganos que se comunican constantemente y que influyen en nuestra salud física y emocional, y hablaremos sobre cómo el estrés y la ansiedad pueden afectar a tu microbiota intestinal y cómo esta repercute en el estado de ánimo. Finalmente, se hará una mención especial a los psicobióticos y exploraremos cómo pueden ayudar a mejorar tanto la salud intestinal, como el bienestar mental.
Aprende a comer en calma, restaurando la microbiota y mejorando tu bienestar general.
Puntos clave que se tratan en “Restaurando la Microbiota”
La importancia de comer en calma para optimizar el proceso digestivo
En la actualidad, el ritmo de vida acelerado nos lleva a menudo a comer deprisa, sin prestar atención a lo que estamos ingiriendo y comer con calma es fundamental para una buena digestión. Cuando comemos con prisa no masticamos adecuadamente los alimentos, lo que dificulta el trabajo tanto del estómago como de los intestinos. Además, el estrés asociado a comer rápido puede afectar negativamente la producción de enzimas digestivas y la motilidad intestinal.
Cómo activar el nervio vago para favorecer las funciones digestivas
El nervio vago desempeña un papel crucial en la conexión entre el cerebro y el intestino. Estimular este nervio puede mejorar la digestión y reducir los síntomas de trastornos digestivos. Algunas técnicas para activar el nervio vago incluyen la respiración profunda, la meditación, el canto y los masajes abdominales.
Si a pesar de la alimentación y los complementos, tienes trastornos digestivos, no estás comiendo en calma. Aunque una alimentación equilibrada y la complementación adecuada son importantes para la salud digestiva, no son suficientes si no se acompaña de hábitos alimentarios adecuados. Si sufres de trastornos digestivos a pesar de cuidar tu alimentación, es posible que el estrés y la ansiedad estén afectando tu digestión. Intenta comer en un ambiente tranquilo, sin distracciones, y dedica tiempo a masticar y saborear los alimentos.
Cómo se afectan mutuamente el cerebro y el intestino
El cerebro y el intestino están íntimamente conectados a través del nervio vago y otras vías de comunicación. El estrés y la ansiedad pueden afectar la motilidad intestinal y la producción de enzimas digestivas, mientras que los problemas digestivos pueden influir en el estado de ánimo y la función cognitiva. Esta conexión bidireccional destaca la importancia de cuidar tanto la salud mental como la digestiva para el bienestar general.
Psicobióticos, los microorganismos que ayudan al cerebro
Los psicobióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en cantidades adecuadas, pueden tener efectos beneficiosos sobre la salud mental. Estos microorganismos pueden influir en la producción de neurotransmisores y otras sustancias que afectan el estado de ánimo y la función cognitiva. Los psicobióticos se encuentran en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir y el chucrut, así como en complementos probióticos.