Azafrán (Crocus sativus)
Se usan los pistilos o partes femeninas de la flor.
Se cultiva en América del Norte, Grecia, Austria, Inglaterra, países orientales, Marruecos y algunas otras zonas de África.
Los principales componentes son:
- Carotenoides heterósidos, entre los que destaca la crocina, principal responsable de su poder colorante. Además, existen otros provenientes de la crocetina.
- Otros carotenoides son el alfa y beta-caroteno, licopeno y zeaxantina.
- Además, contiene un principio amargo, el picrocrocósido o picrocrocina, que cuando se hidroliza da lugar al safranal, el cual constituye el principal componente de la fracción volátil (0,6%) y es el responsable de su olor característico.
A nivel experimental, se ha comprobado que tiene acción hipolipemiante, citotóxica, antioxidante, hepatoprotectora, neuroprotector y oxigenante tisular.
La crocetina, administrada por vía intramuscular es capaz de disminuir la incidencia de aterosclerosis y de reducir a la mitad los niveles séricos de colesterol en ratas alimentadas con dietas hipercolesterolémicas. Además, se ha constatado que en las regiones donde se consume diariamente el azafrán hay una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
La crocetina, además, es capaz de aumentar la velocidad de difusión del oxígeno en el plasma, lo que resulta en un aumento neto del oxígeno disponible para células endoteliales capilares, tejido cerebral, pulmonar, muscular, etc. La crocina tiene efecto neuroprotector. Acción eupéptica y aperitiva debido al picrocrocósido o picrocrocina.
En cuanto a la actividad citotóxica del azafrán, se ha constatado que el extracto alcohólico es capaz de inhibir el crecimiento de células tumorales humanas HeLa.
Activa la movilidad de los espermatozoides como se ha visto en un experimento con ciervos. Por tanto, es un potenciador de la respuesta sexual.
Ayuda a perder peso, ya que estimula la serotonina y quita la ansiedad de comer, especialmente entre horas, por lo que es útil en dietas de adelgazamiento. Mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés y ayuda a dormir mejor.
También es digestivo, aperitivo, eupéptico, protector hepático e hipoglucemiante. Es colerético, ayuda al funcionamiento de la vesícula y a digerir las grasas.
Buen antioxidante (Alzheimer, demencia, falta de concentración, pérdida de memoria). En trastornos cardiovasculares, hipertensión, arteriosclerosis, colesterol alto.
Se usa en la degeneración macular, mejorando la visión. En un estudio clínico se evaluó el efecto de la suplementación a corto plazo de azafrán (20 mg diarios durante 3 meses) en pacientes con degeneración macular temprana demostrándose una mejora de la función de la retina, respecto al grupo placebo.
Es emenagogo y antiespasmódico, en dismenorreas y síndrome premenstrual.