Los bovinos están sometidos a un número elevado de organismos patógenos (bacterias, virus, levaduras u hongos) contra los cuales crean información inteligente en su sistema inmunológico. Entonces dichas células son capaces de atacar a estos patógenos y evitar las infecciones. Se comprobó que las células del calostro de bovino (la primera leche) era capaz de proteger a los terneros de todas esas infecciones, es decir, estaban vacunados de forma natural. Y se ha comprobado que dicho calostro, previamente tratado y desinfectado, es no específico para cada especie y cumple perfectamente su función en el ser humano. Así, se pueden añadir patógenos a las vacas para que creen inmunidad contra ellos, dando lugar a una auténtica vacuna natural hecha por los propios bovinos.
Calostro de origen bovino
El calostro es una secreción mamaria espesa, pegajosa y de color amarillento que todos los mamíferos proporcionan a sus recién nacidos durante las primeras 24-48 horas después del parto.
El calostro bovino aporta factores de transferencia, es decir, células cargadas de información inmunológica para combatir un número elevado de patógenos. Dichas células se ha observado que no son específicas de la especie sino que son indiferenciadas, por ello se extraen o bien del calostro de bovino o de la yema de huevo, que también las contiene en gran cantidad.