Ginkgo
Ginkgo biloba
El ginkgo o ginkgo biloba es el único representante de la familia de las Ginkgoales, que hace millones de años pobló extensamente grandes regiones del planeta. Se cree que esta especie apareció puede llegar a tener 290 millones de años. De hecho se han encontrado fósiles muy similares a las especies vivas y pertenecientes al género Ginkgo que se remontan a la época del Jurásico Medio, hace aproximadamente 170 millones de años.
Actualmente no sobreviviría ya que su hábitat natural y las condiciones ambientales que necesita para crecer han sido destruidas y no se reproduce en otras.
Su supervivencia se debe al extremado valor que se le otorga en China, Japón y Corea donde lo plantan con veneración en las proximidades de templos y lugares sagrados.
Descripción
Es un árbol de gran tamaño que puede alcanzar hasta 40 metros de altura, con una copa amplia y ramificada. Sus hojas, en forma de abanico y con una nervadura dicotómica característica, son de un verde brillante que se torna dorado en otoño. Es una especie dioica, lo que significa que existen árboles masculinos y femeninos. Los árboles masculinos producen conos de polen, mientras que los femeninos desarrollan semillas carnosas de color amarillo-marrón, conocidas como “nueces de ginkgo”. Estas semillas, a pesar de su olor desagradable, son apreciadas en la medicina tradicional china por sus propiedades terapéuticas.
Origen y etimología
El ginkgo es un auténtico fósil viviente, ya que es la única especie superviviente de un antiguo grupo de plantas que floreció hace más de 200 millones de años. Originario de China, el ginkgo ha sido cultivado y venerado durante siglos por su belleza, longevidad y propiedades medicinales. El nombre “ginkgo” proviene de una transliteración errónea del japonés “ginkyo”, que significa “albaricoque plateado”, en referencia al color y la forma de sus semillas. El epíteto específico “biloba” hace referencia a la forma bilobulada de sus hojas, que se asemejan a pequeños abanicos divididos en dos lóbulos.
Propiedades
El ginkgo es rico en compuestos bioactivos, como flavonoides y terpenos, que le confieren numerosas propiedades beneficiosas para la salud. Mejora de la circulación sanguínea: Los flavonoides del ginkgo, como los ginkgólidos y bilobálidos, tienen propiedades vasodilatadoras y antiagregantes plaquetarias, lo que mejora el flujo sanguíneo y la microcirculación Protección neuronal: El ginkgo actúa como neuroprotector, protegiendo las células nerviosas del daño oxidativo y mejorando su funcionamiento. Función cognitiva: El ginkgo puede mejorar la memoria, la atención y otras funciones cognitivas, especialmente en personas mayores o con deterioro cognitivo leve. Propiedades antioxidantes: Los flavonoides y terpenos del ginkgo son potentes antioxidantes que neutralizan los radicales libres y protegen las células del daño oxidativo. Efecto antinflamatorio: El ginkgo puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor en diversas condiciones.
Aceite esencial de ginkgo
El extracto de Ginkgo biloba se obtiene de sus hojas y entre sus componentes destacan dos grandes grupos. Poor un lado los flavoniodes, como los ginkgoloides y heterósidos, quercetina, kempferol, luteolina, catequinas, bilobetina, ginkgetina, isoginkgetina, proantocianidinas oligoméricas de la delfinidina y la cianidina y, por otro, los terpenos, sustancias específicas del ginkgo como el bilobálido y ginkgólidos A, B y C.
La hojas son la base de su extracto seco hidroacetónico. Estas hojas han sido aprobadas por la ESCOP para apoyar diversas condiciones como los síndromes de demencia, entre ellos, la demencia degenerativa primaria, la demencia vascular y formas mixtas que presentan problemas de memoria, concentración, estado emocional, vértigo, tinnitus y dolor de cabeza. Además, se considera que este extracto posee propiedades antioxidantes, ayudando frente a los radicales libres e inhibiendo la producción de especies reactivas de oxígeno, lo que favorece la relajación vascular y la vasodilatación mediante la prolongación de la vida media del óxido nítrico. También mejora la microcirculación general y la calidad del epitelio sensorial vestibular gracias a su influencia en la permeabilidad capilar.