Morfología
Originario de Europa oriental y central, pertenece al mismo género que el grosellero común y se parece mucho a él. Es un arbusto de tamaño mediano, que crece hasta alcanzar el metro y medio. Las hojas son alternas, simples y de un tamaño aproximado entre de tres y cinco centímetros. Tienen cinco lóbulos palmeados y un margen dentado y su envés es pálido con glándulas secretoras amarillas. Todas las partes de esta planta son fuertemente aromáticas.
Las flores del grosellero negro son rojizas en el interior y verdosas por fuera, con cáliz. Se producen en inflorescencias llamadas racimos de hasta 8 centímetros que contienen de diez a veinte flores, cada una de ellas de unos 8 mm de diámetro. Cada flor tiene un cáliz velloso con glándulas amarillas, de mayor tamaño que la corola ya que sus cinco lóbulos son más largos que los pétalos discretos.
Su fruto es la grosella negra o zarzaparrilla negra, una baya que nace en racimo de granos de color púrpura muy oscuro o negros, pulposos, con piel lisa y brillante, aromáticos y con muchas semillas, envueltos por los cálices de las flores de donde salen. Un arbusto establecido puede producir alrededor de cuatro kilos y medio de fruta cada año.
Propiedades del grosellero negro
Los componentes característicos de sus hojas son mono y diglicósidos de quercetina y kaempferol, principalmente isoquercitrina y rutina, flavanoles monoméricos como catequina, epicatequina, galocatequina y epigalocatequina, y una flavanona, sakuranetina.
El grosellero negro es un vasoprotector ya que produce un efecto tónico venoso, disminuyendo la permeabilidad capilar. Es antiespasmódico y produce una relajación del músculo liso. Además, tradicionalmente ha sido utilizado para el apoyo de hemorroides, flebitis, varices, fragilidad capilar, resfriado común y tos improductiva.
La ESCOP aprueba su uso como coadyuvante en el tratamiento de las afecciones reumatológicas.