Acción:
Por su contenido en fitoestrógenos es un regulador hormonal suave, que reconduce las hormonas desequilibradas al equilibrio natural. En los sofocos de la menopausia, síndrome premenstrual, prevención de la osteoporosis, arteriosclerosis y enfermedades coronarias posmenopáusicas, en cualquier trastorno de la mujer relacionado con un desajuste en sus hormonas FSH, LH, progesterona, estrógenos.
Explicación:
Trébol rojo (Trifolium pratense)
Se utilizan la sumidad florida desecada y sus extractos. El trébol rojo es una de las plantas más ricas en isoflavonas (2%) y sus extractos son muy útiles para lograr un equilibrio hormonal en la mujer. Lo verdaderamente importante es que las isoflavonas se aportan de forma orgánica, es decir, están inmersas en la estructura orgánica de la planta y no han sido aisladas, consiguiéndose así un efecto natural, al ir acompañadas de sus componentes naturales coadyuvantes.
Predominan la biochanina A y la formononetina, las cuales se metabolizan en genisteína y daidzeína. Ésta última se metaboliza a su vez, en proporciones variables, en equol, el cual presenta una actividad estrogénica muy superior a la de daidzeína y cercana a la de la genisteína. El trébol rojo contiene además cumestrol y cumarinas.
La isoflavonas del trébol rojo presentan una acción estrogénica débil (1/1.000 a 1/100.000 de la del estradiol), por unión competitiva con los receptores estrogénicos, con especial afinidad por los beta. Se ha comprobado que disminuyen la reacción vasomotora, disminuyendo los sofocos, previenen la osteoporosis al inhibir la resorción ósea.
Se usa en la prevención y tratamiento de los síntomas asociados al climaterio femenino (sofocos, prevención de la osteoporosis, arteriosclerosis y enfermedades coronarias posmenopáusicas).
No se debería dar conjuntamente con terapia hormonal sustitutiva, debido a que las isoflavonas presentes en el trébol rojo interactúan con los receptores estrogénicos al igual que el 17-beta-estradiol, pudiendo disminuir los efectos del mismo. Popularmente, y en países como Rusia y China, se ha usado para los trastornos circulatorios y tumores. Todavía faltan estudios que ratifiquen estas acciones. También se ha empleado en enfermedades de la piel, como el eczema, acné o psoriais.