Acción:
Acelera la descomposición de las grasas por aumento de la energía, lo cual conlleva una pérdida progresiva de peso y por tanto, a un organismo más ágil, joven y saludable.
Explicación:
Los aminoácidos, las vitaminas, los minerales y los oligoelementos tienen gran importancia en la pérdida de peso. Las hormonas tienen una relación muy directa con la destrucción y no acumulación excesiva de grasas en el organismo. La hormona del crecimiento (STH) se produce durante el sueño, aumenta la síntesis de proteínas y promueve el catabolismo de las grasas. Algunos aminoácidos hacen que se segregue más hormona STH. Para ello son necesarias varias vitaminas del grupo B: especialmente la vitamina B6, la vitamina B12, el zinc y especialmente la L-glutamina.
Ácido lipoico y L-cisteína
Juntos crean un sinergismo que actúa como modulador del balance redox, dando lugar a una producción de energía mayor y como consecuencia a la descomposición de las grasas.
L-glutamina
Puede transformarse en glucosa en los riñones sin interferir en los valores de glucagón ni en la insulina, lo cual implica un aumento de la energía que evita la acumulación de grasa inducida por la insulina. Contrarresta la acumulación de grasa procedente de los alimentos y además evita el deseo de azúcar y alcohol. En estos procesos, las vitaminas del grupo B y el zinc son importantes para que la quema de grasas se complete bien. También son muy importantes en el bienestar y buen funcionamiento del sistema nervioso, relacionado muchas veces con la poca pérdida de peso. Las vitaminas B2, B3, B5, B7 y B12 son responsables del buen funcionamiento del metabolismo y aumentan la descomposición de las grasas, especialmente la B2, convierte rápidamente las proteínas y los hidratos de carbono en energía. El zinc juega un papel similar a estas vitaminas en el metabolismo de proteínas e hidratos de carbono.
L-carnitina
Se sintetiza en el hígado y actúa como precursora en los riñones, a partir de los aminoácidos esenciales, lisina y metionina. Actúa como molécula transportadora que moviliza los ácidos grasos de cadena larga, a través de la membrana mitocondrial. Para atravesar esta membrana, los ácidos grasos tienen que esterificarse con carnitina, sin embargo, los de cadena corta y mediana no necesitan esta esterificación. La L-carnitina acelera el transporte de los ácidos grasos y los deposita en “el horno del metabolismo”, degradándose esa grasa. Se le denomina a este aminoácido como fat burner o “quemagrasas”. La síntesis de L-carnitina necesita vitamina B6, vitamina B12, niacina y ácido fólico. La escasez de alguno de estos elementos puede desacelerar la biosíntesis de la carnitina, por ello los aportamos en el complejo altamente biodisponible Lynside®, asimilado en levaduras. La L-carnitina juega un papel importante en el metabolismo de las grasas e hidratos de carbono, actuando como sustrato en esas reacciones, formando parte de la enzima carnitina palmitoiltransferasa. También se sabe que la L-carnitina aumenta la movilidad de los ácidos grasos desde los mismos adipocitos, favoreciendo la degradación de estas células. Además, produce un aumento de la masa muscular libre de grasa.
Fucus (Fucus vesiculosus)
El aporte de las algas ricas en yodo al control de peso ya es un clásico e indiscutible elemento eficaz, al estimular la función tiroidea por la presencia de yodo orgánico en su composición. Esto conlleva un aumento del metabolismo de grasas, hidratos de carbono y proteínas.
Algas Wakame (Undaria pinnatifida)
Aparte de complementar el efecto con un pequeño aporte de yodo, lo más importante es el aporte de casi todos los oligoelementos, los cuales son imprescindibles para que el metabolismo de las grasas, los hidratos de carbono y las proteínas, se lleve a cabo en las mejores condiciones de eficacia y salud.
Cayena (Capsicum annuum)
El principio activo de la cayena es la capsaicina. Estudios han demostrado que la capsaicina estimula la termogénesis aumentando el gasto energético (Yoshioka et al 1995; Matsumoto et al 2000; Chaiyata et al 2003; etc) y aumenta la temperatura corporal (Ohnuki et al 2001; Ludy y Mattes 2011). Todo esto incide en una utilización más elevada de las grasas corporales. Asimismo, en un estudio realizado en Corea, se analizó la relación entre la pérdida de peso y el consumo de capsaicina en ratas. En este estudio, se dividieron a las ratas en tres grupos: dieta normal, dieta alta en grasas y consumo de capsaicina, y dieta alta en grasa sin consumo de capsaicina. Al cabo de 2 meses, las ratas de los tres grupos ganaron peso, pero el grupo que llevó una dieta alta en grasas y consumió capsaicina, aumentó un 8% menos que el grupo sin capsaicina. De hecho, apenas existieron diferencias entre el grupo con una dieta normal y el grupo que llevó una dieta alta en grasas (y consumió capsaicina). Como consecuencia de ello, los investigadores, concluyeron que el consumo de capsaicina puede tener un efecto inhibitorio significativo contra la acumulación de grasa. Hay más estudios que demuestran su eficacia en humanos.
Picolinato de cromo
Es un componente orgánico de cromo trivalente, cofactor de la insulina que mejora su sensibilidad en tejidos periféricos. Parece que su ingestión mejora el perfil glucémico y lipídico, colaborando a la reducción de grasas por aumento de la destrucción de las mismas.
Vitamina D3
Las células beta productoras de insulina del páncreas son activadas por el calcio. La vitamina D3 hace que las membranas de las células beta del páncreas sean más permeables al calcio, el cual es necesario para desencadenar la liberación de la insulina. En un estudio que contó con la participación de 55 diabéticos realizado por investigadores suizos, se dedujo que la corrección de las deficiencias de vitamina D3 mejoró la sensibilidad a la insulina en todo el cuerpo y bajaron los niveles de azúcar en la sangre, haciendo más eficiente la insulina. Se ha visto en diversos estudios que la deficiencia de vitamina D3 está asociada a la obesidad. Un nivel óptimo es necesario para que la degradación de las grasas ocurra con normalidad.
Otros estudios han encontrado que los niveles bajos de vitamina D3 están asociados con el tumor de mama más agresivo en las mujeres y el tumor de próstata más avanzado en los hombres.
A más sol recibido, se ha visto que hay menor probabilidad de que se vayan a desarrollar tumor de vejiga, tumor de colon, gástrico, o tumor colorrectal. La exposición de sol también reduce el riesgo de tumor de cuello uterino y de endometrio en las mujeres.
La insuficiencia de vitamina D3 se ha visto que está muy relacionada con la hipertensión, la hipertrofia ventricular izquierda, insuficiencia cardiaca congestiva y la aterosclerosis por depósitos de colesterol. La vitamina D3 inhibe y controla por tanto el sistema renina-angiotensina. La vitamina D3 potencia el bombeo del corazón y “alimenta” su musculatura. También se ha visto relación con la enfermedad vascular periférica.