Explicación:
Alta biodisponibilidad y máxima absorción de este nutriente.
Puede tener una acción:
- Antiinflamatoria:
- Enfermedades articulares: artritis reumatoide.
- Enfermedades intestinales con componente inflamatorio: Enfermedad Inflamatoria Intestinal (IBD, por sus siglas en inglés), síndrome del intestino irritable (IBS, por sus siglas en inglés).
- Neuroprotectora: mediante mecanismos múltiples, Alzheimer, etc.
- Antioxidante: debido a su estructura molecular y a la inducción de enzimas antioxidante endógenas
- Protectora hepática.
- Inmunorreguladora.
- Podría tener propiedades antidegenerativas por vías mecanísticas distintas.
La cúrcuma se obtiene de Curcuma longa L., una planta herbácea tuberosa perenne con flores amarillas y hojas anchas, que es miembro de la familia del jengibre y crece en clima tropical.
La importancia de la cúrcuma en el tratamiento médico proviene principalmente de un componente mayoritario dentro del conjunto de curcuminoides denominado curcumina, que presenta un color amarillo anaranjado y la máxima actividad. La curcumina es una sustancia polifenólica lipófila que constituye el 2–5% del polvo de cúrcuma.
Se ha determinado que la estructura química polifenólica de la curcumina muestra propiedades antioxidantes, antimicrobianas, antiinflamatorias, antiangiogénicas, antimutagénicas y antiplaquetarias.
Gracias a estas propiedades la curcumina podría tener un efecto protector y preventivo en diversas enfermedades como el cáncer, las enfermedades autoinmunes, neurológicas, metabólicas, pulmonares, hepáticas y cardiovasculares (ECV).
Recientemente se ha dado una importancia sustancial a las sustancias polifenólicas debido a sus efectos en diversas enfermedades degenerativas. El examen de los efectos de la curcumina en la salud es muy importante.
Sin embargo, el principal inconveniente del uso terapéutico de la cúrcuma es su escasa biodisponibilidad y rápida inactivación.
La curcumina no es soluble en agua a pH neutro ni ácido, experimentando una rápida glucuronidación o sulfatación que la convierte en poco biodisponible siendo rápidamente excretada. Varios estudios farmacocinéticos en humanos han detectado curcumina en sangre sólo en forma de glucurónido inactivo. Además, la curcumina libre es la única forma que se ha demostrado que atraviesa la barrera hematoencefálica.
De esto se deduce que es necesario implementar formas de vehiculización de la cúrcuma que superen estas limitaciones químicas y fisológicas, siendo la liposomación la única estrategia que asegura una entrega efectiva en forma activa de los curcuminoides. La liposomación cumple los tres requisitos de biodisponibilidad: solubilidad, estabilidad y permeabilidad, permitiendo alcanzar niveles terapéuticos de la curcumina libre en el tejido diana y en el torrente sanguíneo. La liposomación aumenta la solubilidad además de conservar y proteger la curcumina de las agresivas condiciones del estómago y de la rápida inactivación, permitiendo así que se disuelva en el punto óptimo para su absorción en el tracto gastrointestinal y se obtenga la máxima absorción de la forma libre activa de la curcumina.
Cúrcuma como antiinflamatorio
La curcumina es un potente bloqueador de la activación de NF-κB inducida por diferentes estímulos inflamatorios a través de la inhibición de la quinasa IκBα y AKT. La mayoría de los mediadores de la inflamación que se han identificado hasta ahora están regulados por NF-κB, incluidas las citokinas inflamatorias, las quimiocinas, las moléculas de adhesión y las quinasas (ver Fig. 1). Los productos genéticos regulados por NF-κB se relacionan estrechamente con la mayoría de las enfermedades crónicas. De esta forma los agentes que regulan negativamente NF-κB y /o los productos génicos regulados por NF-κB pueden ser potencialmente eficaces en estas enfermedades.
En diversas enfermedades crónicas con componente inflamatorio se ha demostrado que la curcumina presenta potencial terapéutico. Estas enfermedades incluyen la enfermedad de Alzheimer (EA), la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple, la epilepsia, la lesión cerebral, las ECV (Enfermedad cerebrovascular), la alergia, el asma, la bronquitis, la colitis, la artritis reumatoide, la isquemia renal, la psoriasis, la diabetes, la obesidad, la depresión y la fatiga.
Cúrcuma y neurodegeneración
El cerebro es un órgano altamente oxidativo que consume el 20% del oxígeno del cuerpo a pesar de representar solo el 2% del peso corporal total. Con el envejecimiento el cerebro acumula iones de metales como hierro (Fe), zinc (Zn) y cobre (Cu). Debido a esto el cerebro concentra antioxidantes que controlan y previenen la formación perjudicial de especies reactivas de oxígeno (ROS) generadas mediante la reacción de Fenton, que implica la reducción de iones metálicos redox-activos y la activación de oxígeno molecular.
Se ha demostrado que la curcumina exhibe actividad contra diversas enfermedades neurológicas, incluyendo el Alzheimer, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, la epilepsia, la lesión cerebral, la neurodegeneración asociada a la edad, la esquizofenrenia, las encefalopatías espongiformes (enfermedad de Creutzfeld-Jakob), el dolor neuropático y la depresión.
Dada la implicación de la formación de agregados β-amiloides oligoméricos o fibrilares en la etiología y el progreso de la enfermedad de Alzheimer, se han analizado miles de moléculas para identificar nuevas sustancias que pueden controlar la formación de fibrillas de β-amiloide, ya sea estabilizando la conformación de péptido soluble o disolviendo agregados. Entre las sustancias probadas para prevenir o desagregar las fibrillas de β-amiloide se ha demostrado que la curcumina y varios derivados sintéticos de la curcumina tienen capacidad para unirse a dichos agregados afectando el proceso de formación de fibrillas. En el análisis de los derivados de la cúrcuma destaca la importancia del tautomerismo ceto-enólico, que demuestra que los derivados que existen predominantemente en forma de enol tienen una mayor afinidad por los agregados. La evidencia creciente existente ha llevado a la hipótesis de que la actividad de cada uno de estos compuestos del complejo de curcumoides es determinante para el efecto biológico final del extracto de Curcuma longa.
Cúrcuma y enfermedad del sistema digestivo
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba su empleo, basándose en su uso tradicional para incrementar la secreción biliar en el tratamiento de la indigestión, con síntomas como: sensación de plenitud, flatulencia y digestiones lentas.
La enfermedad inflamatoria intestinal (IBD), un factor de riesgo importante para el cáncer de colon, se caracteriza por estrés oxidativo y nitrosativo, infiltración de leucocitos y regulación positiva de las citocinas proinflamatorias. Numerosas terapias utilizadas para el IBD se dirigen hacia el NF-kB, que participa en la producción de citokinas y quimiocinas esenciales para la inflamación. Se ha demostrado que la curcumina atenúa la colitis en modelos murinos de colitis inducida por el ácido dinitrobencenosulfónico (DNB). La curcumina también redujo los niveles de NO y O2(-) asociados con la expresión aumentada de citoquinas de las vías Th1 y Th2 así como de la NOS inducible. La activación de NF-κB en la mucosa del colon se suprime en modelos animales tratados con curcumina, lo que sugiere que la ésta puede ejercer efectos beneficiosos en la colitis experimental y, por lo tanto, puede ser útil en el tratamiento del IBD.
La curcumina inhibe además el crecimiento de Helicobacter pylori, aunque no es eficaz para su completa eliminación.
Cúrcuma y enfermedad artríticas
Están bien documentada el papel de las citoquinas inflamatorias, como TNF, IL-1, IL-6 y quimiocinas, enzimas inflamatorias tales como COX-2, 5-LOX y MMP-9 y moléculas de adhesión en la patogénesis de la artritis. Se ha demostrado que casi todos los mediadores de la inflamación relacionados con la artritis están regulados por el factor de transcripción NF-κB. Este mecanismo de regulación dependiente de NF-κB explica la potencialidad de uso de la cúrcuma a este nivel.
Las metaloproteinasas de matriz neutra (MMP) son responsables de las características patológicas de artritis reumatoidea (AR), causando la degradación del cartílago. La curcumina desregula positivamente la expresión de MMP-1 y MMP-3 en los fibroblastos sinoviales cultivados recuperados de pacientes con AR.
Cúrcuma y enfermedad cardiovascular
Numerosas evidencias indican que la inflamación juega un papel importante en la mayoría de las ECV por varios motivos fundamentales:
- La inflamación y el estrés oxidativo contribuyen a la aterogénesis. La aterosclerosis se caracteriza por un daño oxidativo, que afecta a las lipoproteínas, las paredes de los vasos sanguíneos y las membranas subcelulares. La oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) juega un papel importante en el desarrollo de la aterosclerosis.
- Después de una isquemia y reperfusión las citokinas proinflamatorias reguladas por NF-κB se activan y causan lesiones cardiomiocíticas.
- La PCR, que también está regulada por NF-κB, es un marcador inflamatorio y un marcador de riesgo conocido de la ECV.
Al actual sobre estas vías la cúrcuma puede ser utilizada como preventiva o terapéutica de enfermedades CV.
Cúrcuma y enfermedad degenerativa
Se ha evidenciado que la curcumina inhibe el crecimiento tumoral al:
- Inhibir la progresión del ciclo celular o inducir apoptosis.
- Inhibir la angiogénesis, la expresión de proteínas antiapoptóticas y vías múltiples de señalización de supervivencia celular.
- Modular el sistema inmune.
La curcumina induce el arresto del inicio de ambas fases del ciclo celular G2/M dependiente e independiente de p53 restringiendo así la proliferación celular y la progresión tumoral.