Vitamina C
La vitamina C contribuye a:
- Reducir o prevenir el daño oxidativo, también funciona como un importante antioxidante fisiológico.
- Mantener la función normal del sistema inmunitario.
Vitamina C y sistema inmune
La vitamina C actúa a diferentes niveles en el sistema inmune:
- Barreras epiteliales:
- Mejora la síntesis y estabilización de colágeno.
- Protege contra el daño inducido por ROS 1.
- Mejora la diferenciación de queratinocitos y la síntesis de lípidos.
- Mejora la proliferación y migración de fibroblastos.
- Acorta el tiempo de cicatrización de heridas en pacientes.
- Fagocitos (neutrófilos, macrófagos):
- Actúa como un antioxidante/donante de electrones.
- Mejora la motilidad/quimiotaxis.
- Mejora la fagocitosis y la generación de ROS.
- Mejora la actividad microbiana.
- Facilita la apoptosis y el aclaramiento.
- Disminuye la necrosis/NETosis.
- Linfocitos B y T:
- Mejora la diferenciación y la proliferación.
- Mejora los niveles de anticuerpos.
- Mediadores inflamatorios:
- Modula la producción de citoquinas.
- Disminuye los niveles de histamina.
Vitamina D3
Posibles indicaciones terapéuticas:
- Procesos de desregulación de tipo inmunológico debido a su papel en el mantenimiento de un funcionamiento adecuado del sistema inmune.
- Osteoporosis y enfermedades óseas relacionadas, incluyendo el mantenimiento de huesos, dientes y articulaciones.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Disfunciones neuromusculares.
- Diabetes.
La vitamina D se descubrió como un componente de la dieta (a partir del aceite de hígado de bacalao) que ayudó a curar la enfermedad ósea conocida como raquitismo. En los humanos y otros mamíferos, la vitamina D también se produce en la piel al exponerse a la luz solar, de ahí su apodo ” la vitamina del sol”. Dado que este nutriente no tiene por qué obtenerse estrictamente de la dieta, de acuerdo con las definiciones tradicionales no es realmente una vitamina, aunque es esencial para la vida. La insuficiencia de vitamina D relacionada con las enfermedades crónicas se ha convertido en un problema mundial. Ya sea que se sintetice fotoquímicamente en la piel o se obtenga de la dieta, la vitamina D es en realidad una prohormona, la materia prima de una hormona que impulsa un complejo sistema endocrino.
La vitamina D en circulación es el sustrato para una transformación enzimática de dos pasos en una hormona D que impulsa el sistema endocrino de vitamina D (VDES) altamente sofisticado. La secreción de hormona paratiroidea y la mineralización ósea de calcio, ahora se amplían considerablemente para abarcar una gran variedad de contribuciones pro-homeostáticas en, potencialmente, todos los tejidos. En los seres humanos sanos la mayor parte de la vitamina D del cuerpo se produce por la producción fotoquímica a partir de 7-dehidrocolesterol en la zona epidérmica inferior de la piel. A medida que los rayos ultravioleta B (UVB) irradian la piel, el 7-dehidrocolesterol se energiza y sufre una transformación estructural. Esta molécula inicialmente tiene cuatro anillos de benceno: A, B, C y D. El anillo B se abre por la energía UVB y la vitamina D3 es sintetizada.
Vitamina D3 y sistema inmune
- Los efectos beneficiosos de la vitamina D en la inmunidad se deben en parte a sus efectos en el sistema inmunitario innato. Se sabe que los macrófagos reconocen el lipopolisacárido LPS bacteriano, a través de los receptores tipo toll (TLR). Esta unión inicia una cascada de señalización que finaliza con la producción de péptidos con una potente actividad bactericida, como la catelocidina y la defensina beta 4. Estos péptidos tienen una potente actividad antimicrobiana.
- La vitamina D juega un papel importante en la respuesta antimicrobiana innata. La unión de TLR conduce a una mayor expresión tanto de la 1-α-hidroxilasa como de la VDR. Esto da como resultado la unión del heterodímero 1,25 D-VDR-RXR a los VDRE de los genes para la catelocidina y la defensina beta 4 y la posterior transcripción de estas proteínas. La transcripción de catelocidina es absolutamente dependiente de suficiente 25 D.
- Tiene efectos en la diferenciación y en la modulación de la respuesta monocitos-macrófagos, las células presentadoras de antígenos, las células dendríticas y los linfocitos T. La vitamina D tiene numerosos efectos en las células dentro del sistema inmunológico. Inhibe la proliferación de células B y bloquea la diferenciación de células B y la secreción de inmunoglobulina. La vitamina D suprime adicionalmente la proliferación de células T y produce un cambio de un fenotipo Th1 a uno Th2 Además, afecta la maduración de las células T con una desviación del fenotipo inflamatorio Th17 facilita la inducción de células reguladoras T. Estos efectos resultan en una disminución en la producción de citoquinas inflamatorias (IL-17, IL-21) con un aumento en la producción de citoquinas antiinflamatorias como la IL-10. (Figura 2)